Niños de ojos negros ¿Alguna vez has visto alguno?

 

Son cientos los testimonios de personas que han tenido encuentros con niños de ojos negros, si te encuentras con uno no lo mires a los ojos

Internet puede ser un baúl del terror. Una de sus historias más prominentes son la de los niños de ojos negros, muchos piensan que empezó como un creepy pasta, pero en realidad nació en el año 1998 como una historia real. O al menos la persona quien la cuenta y esto es lo más interesante, asegura, hasta el día de hoy que es verídica. Se trata de Brian Bethel, un periodista de tremenda reputación que escribió una anécdota horrible que vivió en su natal Abeliene en Texas, una ciudad de apenas 100.000 personas. Hoy, 20 años más tarde, su historia sigue causando terror.

Eran las 9:30 de la noche, se hallaba dentro de un estacionamiento vacío, El señor Bhetel se encontraba dentro del carro con la luz encendida, organizando sus cosas tranquilamente, cuando de pronto da un respingo al escuchar que alguien golpea a la ventana de su auto…Eran dos jóvenes. Bhetel los describe extrañamente dice que los chicos pueden tener 12 o 14 años, en esa franja uno era más alto que el otro, Bethel pensó al ver que sus ropas no eran muy buenas que querían dinero. El niño más bajo que estaba detrás se quedaría callado toda la conversación, el que hablaba era el más alto, ese comenzó a sonreír

No era solo el modo adulto en que ese niño se expresaba tan característico de su edad, era algo más. Brian sintió de pronto, sin saber por qué, una sensación de alerta que casi degenera en pánico, un ardor que empezó en sus muslos y trepó hasta su espina dorsal y cabeza. Durante la conversación que seguiría. Se sorprendió a tal punto que se apretaba las manos entre sí para ocultar que éstas le temblaban. Él es periodista su trabajo requiere que hable con mucha gente, niños incluidos, si algo le sorprendió atrozmente de este muchacho, en especial por el modo como sonreía cada vez que terminaba de hablar, era como si de alguna manera dijera algo y no te va a gustar para nada. El periodista afirma que esto requirió de toda su fuerza de voluntad para que lo entiendas mejor, ¿alguna vez te ha pasado que no quieres hacer algo, pero que de todos modos por presión cedes y lo haces? Brian dijo que el nunca antes había sentido tal cosa de esa manera tan abismal y que cada vez que el niño hablaba era peor. Y le costaba inmensamente decirle que no. Señor, por favor, déjenos entrar. Estaríamos muy agradecidos si pudiera darnos un aventón. Pero entonces Bethel escribe con orgullo, rememorando los hechos que contestó lo siento, no los puedo ayudar. En ese momento sintió algo extraordinario. Empezando que la cara del primer niño fue de sorpresa, ya que el comenzó a insistir como si no fuera a soltar una presa tan fácilmente. Vamos ¡señor, por favor!, ¡déjenos entrar! Insistió con voz suave.

Solo le pido que nos lleve a la casa de mi mamá. Va a tomar menos tiempo del que cree. Brian Bethel afirma que, en determinado punto durante el intercambio, él, negándose casi como si estuviera pidiendo perdón, se sorprendió al notar que estiraba la mano para abrir el seguro de su auto.

Cuando esto sucedió estando asustado como si de pronto hubiese cobrado conciencia de lo que estaba pasando y de lo que hacía regreso su brazo, según describe el periodista, es cuando lo más extraordinario ocurrió. La cara del niño uno fue de rabia al ver que Brian no abría la puerta. La cara del segundo niño y que estaba atrás era de nervios y estaba callado, como si dijera lo imposible acaba de suceder…. nos pillaron.

Brian acerca la cabeza a su ventana y entonces, con muchísimo miedo, se da cuenta gracias a las farolas de afuera, de lo más tenebroso que jamás vería en su vida, de algo que nunca olvidaría y que hasta ese momento no se había percatado, el niño de enfrente tenía los ojos completamente negros.

Bethel giró la llave, encendió el auto y hoy, 20 años después, dice que agradece todos los días de que no hubiese nadie caminando detrás del auto porque si no, habría cometido homicidio involuntario al atropellarlo. El sujeto salió de ahí a toda velocidad. Lo curioso es que desde que Bethel publicó esta historia, más de 100 personas, no sólo en Estados Unidos sino otros países, dijeron haber tenido sus propios encuentros con niños de ojos negros y todas se parecen ¿qué opinas tú? Pero, sobre todo, ¿qué habría pasado si Brian Bhetel los dejaba entrar?

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